Encontrá tu Tromen ideal.
Dejar restos de grasa y comida en la parrilla no solo afecta el sabor de cualquier comida que prepares ahí, sino que también puede causar que estos residuos se quemen, generando humo y sabores amargos.
Además, una parrilla descuidada corre más riesgo de oxidarse y perder calidad con el tiempo. Por eso, dedicarle unos minutos a su limpieza después de cada uso puede hacer una gran diferencia.
1. Calentá la parrilla antes de comenzar
La clave para que el proceso de limpieza sea más fácil es el calor. Antes de empezar, encendé el fuego (o calentá encendé en mínimo en caso de que tengas una parrilla eléctrica o una parrilla a gas) por 10-15 minutos. Esto afloja los restos de comida y grasa pegados en las rejillas. Una vez tibia (no muy caliente), podés empezar a limpiar.
2. Usá una espátula metálica o cepillo de cerdas suaves
Con una espátula metálica, remové los restos de comida más grandes. Evitá usar cepillos de acero inoxidable porque pueden dañar el recubrimiento de la parrilla.
Si preferís un cepillo, asegurate de que sea de cerdas suaves para proteger el material.
3. Limpiá con bicarbonato de sodio y agua
El bicarbonato es un desengrasante natural y económico. Prepará una pasta mezclando bicarbonato con agua.
Despues, aplicala sobre las rejillas y dejala actuar durante 15-20 minutos. Este tiempo es suficiente para que la mezcla afloje la suciedad incrustada.
Por último, con un trapo húmedo o una esponja, retirá los restos. No te olvides de enjuagar con agua limpia para eliminar cualquier residuo del bicarbonato.
4. El truco del papel de aluminio
Para una limpieza más profunda, usá papel de aluminio. El truco consiste en envolver las rejillas en el papel y volver a prender el fuego por unos 10 minutos.
El calor atrapado por el aluminio va a generar vapor, lo que ayuda a soltar los residuos difíciles.
Una vez pasado el tiempo, retirá el papel cuidadosamente y limpiá las rejillas con un paño húmedo.
5. Limpiá con cebolla
Este método es un clásico de los asadores, no solo en Argentina, sino también en todo el mundo.
Cortá una cebolla por la mitad y, con la parrilla aún caliente, frotala sobre las rejillas. La acidez natural de la cebolla descompone los restos de grasa y deja un aroma fresco para tu próxima cocción.
6. No olvides el exterior de la parrilla
Muchas veces nos enfocamos solo en las rejillas, pero el exterior también merece atención.
Usá una mezcla de vinagre blanco y bicarbonato para limpiar las manchas de grasa y hollín en el cuerpo de la parrilla.
Aplicá la mezcla, dejá actuar unos minutos y luego retiralo con un trapo limpio.
7. Secado y protección final
Para evitar que la parrilla se oxide, asegurate de secarla completamente después de limpiarla.
Un trapo seco es suficiente, pero para mayor protección, podés aplicar sobre las rejillas una fina capa de aceite vegetal con un papel absorbente.
8. Protegé tu parrilla de las inclemencias climáticas
Para mantener tu parrilla como nueva, es fundamental protegerla de la lluvia, el sol y la humedad cuando no la estés usando.
Las fundas Tromen están diseñadas específicamente para ajustarse perfectamente a cada modelo y brindar una capa extra de protección contra las inclemencias climáticas.
De esta manera, vas a asegurar que tu parrilla esté siempre lista para el próximo asado, sin riesgos de oxidación o desgaste prematuro.
Limpiar la parrilla puede parecer una tarea tediosa, pero con estos pasos se convierte en parte del ritual que tanto disfrutamos los argentinos.
Mantenerla en buenas condiciones no solo te asegura asados más ricos, sino que también es una forma de cuidar una pieza clave de nuestra tradición.
Las parrillas Tromen están diseñadas para facilitar tanto el asado como su limpieza. Con tecnología avanzada y materiales de alta calidad, estas parrillas te aseguran cocciones parejas y un mantenimiento sencillo.
Ahora, con tu parrilla lista, solo te queda prender el fuego, elegir un buen corte y disfrutar de un buen asado.